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Sinopsi del meu llibre ‘Memòria del Big Bang’

En este assaig trobaràs retalls d’una vida recordada, reflexions sobre psicologia, sociologia i ciència, i un elemental full de ruta a la fi de la qual es troba una fe palpitant en la improbable supervivència del gènere humà, única fita capaç de conservar ardent l’apagada memòria d’allò que vàrem ser.

L’obra és fruit d’una autoanàlisi personal, al temps que una reflexió sobre la naturalesa de la societat humana i de l’evolució de l’Univers. Tot això filtrat a través dels coneixements científics al meu abast i de la consciència del MEU JO.

S’hi parla de la formació de la consciència humana com a resultat de la memòria i de les empremtes que han deixat en la nostra ment les VEUS dels nostres ancestres. També tracta sobre la percepció de la vida com a producte dels processos energètics, i el paper fonamental que l’ENTROPIA juga en la dissipació de l’energia, així com en la creació de la vida, del caos i de la mort.

Els meus pensaments, encapsulats en estes pàgines, giren al voltant de la certesa en una vida individual finita, però també en la resistència del nostre JO a desaparèixer per sempre, així com en la lluita de l’espècie humana per preservar la memòria col·lectiva en la qual tots els éssers humans (del passat, del present i del futur) varen participar en la seva creació i desplegament.

Pots trobar el llibre a estes llibreries de València:

-Paris-Valencia.

-Primado.

-Railowsky.

-Viridiana…

També a:

-Agapea.

-Amazon.

-Casa del Libro.

-El Corte Inglés.

(En format paper i llibre electrònic)

Nuevo proyecto literario

Os presento mi nuevo ensayo, recién acabado de salir del «horno»:

Son de voces, eco de la entropía, editado por  Letrame Grupo Editorial.

En este libro encontrarás retazos de una vida recordada, reflexiones sobre psicología, sociología y ciencia, y una elemental hoja de ruta al final de la cual se halla una fe palpitante en la improbable supervivencia del género humano, único hito capaz de conservar ardiente la apagada memoria de lo que fuimos.

La obra es fruto de un autoanálisis personal, al tiempo que una reflexión sobre la naturaleza de la sociedad humana y la evolución del Universo. Todo ello filtrado a través de los conocimientos científicos a mi alcance y de la conciencia de mi yo.

En ella se habla de la formación de la conciencia humana como resultado de la memoria y de las huellas que han dejado en nuestra mente las voces de nuestros ancestros. También trata sobre la percepción de la vida como producto de los procesos energéticos, y el papel fundamental que la entropía juega en la disipación de la energía, así como en la creación de la vida, del caos y de la muerte.

Mis pensamientos, encapsulados en estas páginas, giran alrededor de la certeza en una vida individual finita, pero también en la resistencia de nuestro yo a desaparecer para siempre, y en la lucha de la especie humana por preservar la memoria colectiva en la que todos los seres humanos (del pasado, del presente y del futuro) participamos en su creación y desarrollo.

Una moción de (censura) vergüenza

Ahora que se cumplen cuatro años de la moción de censura que desalojó de la Presidencia del Gobierno a Mariano Rajoy, conviene reflexionar sobre los efectos que generó ese insólito episodio de la historia de la democracia en España.

Todo se conjugó a través de esa plataforma político-comunicacional que he dado en denominar #DemocraciaVirtualYa. Pues fue esta auténtica marea política la que se centró en la campaña de acoso y derribo contra el PP de Mariano Rajoy, al que descabalgaron de la Presidencia del Gobierno mediante una calculada jugada que se abría con una frase de un juez del Tribunal Supremo, según el cual el testimonio de Rajoy «no era creíble», la sentencia condenatoria por la corrupción en dos Ayuntamientos de Madrid, que al instante fue catalogada por los medios de comunicación y, naturalmente, por los partidos de la oposición como «sentencia demoledora». De ahí a ganar la moción de censura y a la entrada de Pedro Sánchez en la Moncloa.

A partir de este fatídico capítulo de la historia de la democracia española, empieza el relato de una «nueva realidad» política dominada por la falta de escrúpulos de un líder criado en las tertulias televisivas, sin la menor experiencia en la gestión de los asuntos públicos (ni del sector de la empresa), pero que se maneja como nadie en el terreno del marketing y de la imagen, especialista (y bien asesorado) en la manipulación de las conciencias con el único propósito de conquistar y mantenerse en el poder.

Tal es así que, a pesar de haber afirmado una y mil veces que no pactaría ni con populistas, ni con separatistas, ni con Bildu, se ha saltado a la torera esas (falsas) promesas electorales para hacerse con la Presidencia del Gobierno de España y constituir un ejecutivo de coalición con Unidas-Podemos.

Desde entonces, la ocultación, la saturación informativa, las medias verdades y las mentiras más insolentes se han apoderado de la vida política española. Todo ello añadido a la nefasta, ineficaz e irresponsable gestión de la crisis sanitaria y socioeconómica producida por el COVID_19, cuya principal respuesta fue la declaración de un estado de emergencia inacabable (posteriormente tumbado por «sentencias demoledoras», estas sí, del Tribunal Constitucional) y sostenido mediante el mercadeo político, ahora con ERC, después con Ciudadanos, más tarde con Bildu, siempre con el PNV…

Y mientras, su Vicepresidente 2º (Pablo Iglesias) se empleaba a fondo para mantener viva la llama del guerracivilismo, que tan sustanciosos beneficios políticos aporta a la «izquierda», anclada ideológicamente en la Segunda República, y como parte de las reiteradas maniobras de distracción ante la profunda crisis institucional y socioeconómica que se abre ante nuestros ojos, orquestadas desde el gobierno más numeroso y marrullero de la historia reciente de España.

Como consecuencia de todo ello surge un interrogante: ¿Qué pudo (qué puede) salir mal?

El virus de la corrección política

Aquí y ahora, cuando estamos confinados en casa (in hilo tempore), contando como tontos (y tontas) el número de personas contagiadas, muertas y dadas de alta médica, a consecuencia del coronavirus en España. Ahora, cuando nos tienen entretenidos (y entretenidas) con el juego de En busca del ‘pico’ perdido. Aquí pretendo realizar un análisis que vaya más allá de señalar las graves negligencias cometidas, por el Gobierno de España, demás autoridades y medios de comunicación, en la gestión de la crisis sanitaria y socioeconómica suscitada por la pandemia del Covid-19, que golpea duramente a la ciudadanía de nuestro país.

  • Por lo que respecta a la actuación de nuestro Gobierno bicéfalo social-populista, habrá que coincidir en que se limitó a verlas venir cuando la epidemia causaba estragos en China, se había extendido peligrosamente por la zona norte de Italia, y España ya contaba con casos de contagio y alguna muerte.
  • También la UEFA, la FEF y los Gobiernos de Italia y España, permitieron que, el 19 de febrero, se jugara el partido de fútbol entre el Atalanta y el Valencia CF, sin ningún control en el estadio de San Siro, Milán, ni en los aeropuertos de Italia y España. La prensa italiana ha señalado este evento deportivo como el punto cero de la expansión del coronavirus en Italia, por la concentración de 40.000 aficionados del Atalanta y 2.500 seguidores del Valencia en las gradas de San Siro, con su correspondiente dispersión por bares, restaurantes y demás establecimientos de Milán.
  • Desoyendo las directrices de la OMS y del informe elaborado por científicos del CSIC en enero de 2020, y a pesar de los 430 contagiados en España, el Gobierno no solo permitió, sino que alentó la celebración de las marchas y manifestaciones feministas del 8-M, eso sí, contando con la colaboración inestimable de rutilantes estrellas mediáticas, cuyas arengas públicas (y televisadas) han quedado grabadas en las redes sociales para escarnio de esos personajes por tan irresponsable actitud. Ningún acto público político o deportivo fue prohibido antes de dicha fecha, de manera que fueron las fiestas de las Fallas de Valencia el primer evento que fue cancelado (el 10 de marzo), eso sí, por el Consell de la Generalitat Valenciana.

No obstante, como he dicho al principio, deseo ir más allá en mis reflexiones sobre este fenómeno de irresponsabilidad político-mediática que ha puesto en grave peligro la salud y la vida de los españoles (y de las españolas, ¡faltaría más!):

Estoy convencido de que un hipotético gobierno del PP y Ciudadanos, por ejemplo, no podría haber evitado la celebración de los citados actos multitudinarios del 8-M, aunque lo deseara, por varias razones:

A) Dicho gobierno no se hubiese atrevido a prohibir esas manifestaciones (de hecho el PP y Ciudadanos se sumaron oficialmente a las mismas, y destacados/as dirigentes de ambos partidos asistieron a las marchas feministas, aunque los/las de Cs tuvieron que salir por piernas). Si el PP, partido de centro-derecha (ultraderecha para el PSOE y UP) hubiera prohibido las concentraciones multitudinarias del 8-M por motivos de alerta sanitaria, el Tsunami Feminista habría golpeado duramente al gobierno del PP-Cs. De todas las maneras, se habrían celebrado igualmente las manifestaciones, mediante la invocación al nuevo derecho a la desobediencia contra la decisión de un gobierno fascista.

B) Es evidente que las sociedades contemporáneas están fragmentadas en grupos ideológicos, que buscan sus objetivos particulares por encima de la conquista del bien común. Mejor dicho: estas organizaciones consideran que el bien común reside en las propuestas sociopolíticas que emergen de sus ideologías particularistas. Y dichas ideologías se han radicalizado. Los movimientos ecologistas y feministas, principalmente, con sus variadas ONGs, exiben públicamente sus ideologías maximalistas, con tintes autoritarios y cada vez más cargados de agresividad («¡El violador eres tú!). Entorno a ellos se ha desarrollado la ideología de lo políticamente correcto, que supone la generación del lenguaje de los arcanos del progresismo y que deriva en el pensamiento único, de manera que quien discrepe, quien no comulgue con los postulados de la neorreligión ortodoxa y progre es tildado de hereje fascista y, como tal, condenado al escarnio y/o al ostracismo públicos.

C) Mucho se habla ahora del mundo que resultará una vez haya sido superada esta crisis sanitaria y económica, cuya profundidad e intensidad desconocemos a día de hoy. Mas, una cosa debe quedar clara: deberemos madurar personal y colectivamente, al objeto de cambiar nuestra forma de pensar y actuar. Deberemos ser más responsables para no volver a jugar con nuestra salud y nuestras vidas, poniendo por encima de estos derechos fundamentales las consignas de nuestro grupo ideológico. Por ello, deberán aflorar líderes políticos con ideas y propuestas serias y eficaces, con asesores cualificados en la materia correspondiente, y menos preocupados por la imagen y la comunicación. Necesitamos menos verborrea en la accción política, menos prestidigitación política basada en la imagen del líder vacía de contenido, que tan solo busca la conquista y el mantenimiento del poder a cualquier precio, incluso mediante la ocultación de información, las verdades a medias, o la mentira descarada. Hace falta más seriedad, más responsabilidad… Auténticos líderes políticos, preparados, demócratas convencidos, que sepan afrontar con rigor los problemas graves que azotan a nuestras sociedades, aún a costa de perder apoyo electoral… Y ciudadanos a la altura de esos líderes.

En democracia, las cartas del Juego Político se reparten entre el pueblo soberano. Puede suceder que la gente opte por tragarse el farol de los embaucadores y prestidigitadores del lenguaje de la corrección política. Si es así, iremos de cabeza hacia la bancarrota segura de nuestro Estado de Bienestar. Por el contrario, si la mayoría del pueblo desea la consecución del mayor bienestar personal y social posible, apostará por los líderes serios y responsables.

Esta crisis nos ha de enseñar que nos jugamos mucho con nuestra actuación social y nuestras decisiones políticas. Pues, en este envite nos va la vida y la supervivencia de la especie humana.

 

 

 

 

De la grip A al coronavirus

Apocalíptics i entròpics

«… la ment humana (producte de l’evolució cap a la complexitat del cosmos) actua com un espill sensible als efectes de l’entropia en el món que l’envolta. Amb el transcurs del temps i l’efecte acumulador corresponent, els fenòmens caòtics i dissipadors dels valors morals que mantenen cohesionades a les societats humanes, arriben a ser percebuts com una amenaça cap a la supervivència de l’espècie, i la psique activa els mecanismes que tracten de pal·liar estos efectes nocius sobre els individus, en particular, i sobre l’espècie, en general.
Davant d’estos fenòmens mentals, la primera acció humana comença amb la identificació i delimitació del problema. Després vindrà l’oportuna conceptualització o etiquetatge lingüístic del fenomen. Finalment, anomenat, definit i encapsulat el problema, haurà arribat l’hora d’aportat les oportunes solucions. D’esta manera, pot comprendre’s que la proliferació dels accidents de trànsit, impulse la realització de campanyes publicitàries de sensibilització ciutadana, a més de normes jurídiques que imposen sancions més dràstiques als cada vegada més nombrosos infractors (com ara, la creació del carnet per punts). Amb igual sentit de socialització se’ns presenten estos fenòmens: accidentalitat laboral, assetjament laboral (mobbing), assetjament escolar (buylling), violència en l’esport… i ara, molt per damunt dels anteriors, violència de gènere. Tots ells, degudament acotats, definits pels científics i legisladors, i amb les seues corresponents prohibicions i sancions, imposades pel poder polític i judicial.
Això es reflectix en altres camps socials, com ara el de la salut, amb l’emergència de noves malalties acotades pels científics i que —com a efecte o causa— generen una reactivació de la indústria farmacèutica, a través de l’etiquetatge de productes quasimiraculosos que, això sí, poden produir efectes secundaris més nocius que la mateixa malaltia, entre altres, alteracions manifestes en la personalitat del malalt. «Estrés», «Ansietat», «TDAH» (o «trastorn de dèficit d’atenció, amb… o sense hiperactivitat», és a dir, el comportament dels xiquets difícils, inquiets i revoltosos de tota la vida), són alguns dels noms que reben estes modernes malalties.
També hem sigut espectadors, involuntaris, de les alarmes mediàtiques (tal vegada mediatitzades pel poder de la indústria farmacèutica), apocalíptiques, protagonitzades per organismes considerats tan seriosos i responsables, com ara l’Organització Mundial de la Salut (OMS).
La primera epidèmia de grip A, no va ser tan greu com es va anunciar, però va aportar grans beneficis a les farmacèutiques amb la fabricació de tantíssimes vacunes, sobrants, i estes màscares que tan bon paper feien davant dels mitjans de comunicació, a l’hora d’oferir rodes de premsa multitudinàries protagonitzades per metges experts, autoritats, famosos entrenadors de futbol, i qualsevol personatge mediàtic que es va prestar a donar la nota. Tots eren arrossegats per una mena de corrent informatiu irrefrenable, això sí, a la recerca del bé comú.
I, com en qualsevol festa mediàtica, no hi varen faltar els polítics amb un desmesurat afany de protagonisme. Així, quan va botar l’alarma sanitària pel contagi amb el bacteri E. coli d’un bon nombre de persones a Alemanya —amb diverses morts incloses—, ràpidament es va imputar al cogombre espanyol com a agent causant. Una vegada estudiat el tema, es va descartar este origen de l’epidèmia, i resultà assenyalada la soja alemanya, per a, finalment, detectar el focus del contagi en una granja ecològica (sic), emplaçada a Alemanya!
Amb tot això, els innocents agricultors espanyols hagueren d’assumir grans pèrdues econòmiques, sense veure com assumia la seua responsabilitat L’AUTORITAT ALEMANYA que, tan alegrement, va oferir en safata de plata la mòrbida notícia als mitjans de comunicació, sense tindre’n proves que la justificaren.
Un altre exemple d’este alarmisme politicomediàtic ens el va brindar EL COMISSARI EUROPEU D’ENERGIA —igualment alemany—, el qual va aconseguir alçar un fascinant titular periodístic, a diverses columnes, anunciant “L’Apocalipsi”, alhora que assegurava que “esta paraula està ben triada”, és a dir, estava dita a consciència (tot i que este mot té l’accepció d’anunci de la fi del món), per a intentar explicar els possibles efectes catastròfics provocats pel greu accident ocorregut en la central nuclear de Fukushima, com a conseqüència d’un devastador tsunami. Tot, molt tranquil·litzador!..
Vistes les reaccions dels humans —i dels nostres representants més reeixits— davant dels efectes caòtics que es produïxen en la societat, el dilema rau en la capacitat de la ment per a véncer l’entropia (encara que únicament es tracte de la generada per la psique humana en termes d’informació), o si, com a mínim, podrà frenar la seua acceleració progressiva. Però, tot i que l’entropia pot ser dominada en àmbits concrets —accidents de trànsit, sinistralitat laboral— aconseguirà la seua expansió a través de la incardinació en altres fenòmens socials, de manera que continuarà creixent la seua valència total dins del sistema social, tal com es predica del creixement imparable de l’entropia en l’Univers«

Memòria del Big Bang, Ed. Círculo Rojo, pàgs. 138-140

Nou llibre d’assaig: ‘Memòria del Big Bang’

“Consideres que eres únic i immutable, però puc relatar la història de la teua canviant existència, una més d’entre totes les existències.Vares nàixer amb la fogonada de la consciència i puc representar-te entre el fang residual de la gran riuada, a l’ombra de les Torres de Quart de València. El teu ésser es va modelar a través d’altres grans cataclismes. Abans del teu adveniment impera el misteri: Tot va nàixer del No-res, i Tot tornarà al No-res. Més que el narrador dels teus dies sobre la Terra, soc l’escrivà de la Radiació del Fons Còsmic que esbossa els signes incomprensibles de la Gran Explosió, origen d’un Univers convingut. Em constituïsc en eco de l’oracle que anuncia la inevitable vinguda del meu Regne.”

Ya a la venta

La ‘aparición’ de Greta Soubirou en el País Multicolor

Greta Thunberg se ha alzado como el icono de los movimientos de denuncia contra el cambio climático y, por ello, ha liderado la nueva ola de indignación juvenil bautizada como «Fridays for Future«,  cuyos perfomances llenos de creatividad y rabia han inundado las calles de las principales poblaciones del planeta Tierra.

Cual Bernadette Soubirou en la era post-nietzchiana de la muerte del Dios de toda la vida (ahora encarnado en la firme creencia en la existencia del Cambio Climático), Greta actúa como poseedora de la revelación de los misterios de la Madre Tierra (algunos dicen que ha sido simplemente su madre), amenazada por la insidia y la maldad de nuestros gobernantes y directivos de las grandes corporaciones empresariales, aunque por el tono de voz empleado en sus arengas parece inculpar a todo el mundo, excepto a los jóvenes y niños, pues de ellos es el Reino del Futuro.

Con la inestimable ayuda de los medios de comunicación y de las redes sociales, difundiendo su carismática imagen, su mensaje ha calado en las mentes de multitud de jóvenes (y no tan jóvenes) partícipes en procesiones y plegarias reivindicativas, cargadas de gran devoción beatífica hacia la imagen de Greta y sus mensajes apocalípticos sobre la extinción de la vida en el planeta Tierra y, en consecuencia, de la especie humana. A su vez, Greta es paseada en olor de multitudes por los más variados centros de análisis y decisión política, para que pueda transmitir el mensaje que la Madre Tierra dirige a sus hijos, los cuales no la respetan ni reverencian como se merece su progenitora.

Greta ha llegado a Madrid para asistir a la Cumbre del Clima y sermonear a las autoridades españolas que la han invitado al evento, así como a los demás asistentes a la Congregación Ecologista Mundial. Se supone que, como en otras ocasiones similares, les echará en cara lo malvados que son al no hacer nada para evitar la extinción de especies animales y vegetales y, en definitiva, impedir la muerte del planeta Tierra. Mientras, los gobernantes españoles y sus adláteres (en actitud beatífica de arrepentimiento y espíritu de constricción) asintirán con la cabeza los improperios dirigidos a ellos y al resto de dirigentes de nuestro mundo cruel.

Mas, desde otro punto de vista, Greta se ha convertido en icono y síntoma del proceso de infantilización galopante que padece la sociedad actual, lo cual se pone de manifiesto en las nuevas creencias de la Neoreligión Populista de Lo-políticamente-correcto, es decir, en la hegemonía de las emociones sobre el raciocinio a la hora de lanzar críticas (genéricas) y ofrecer soluciones (simples) a los problemas (complejos) que ha de abordar una sociedad tecnológicamente tan desarrollada como la nuestra.

Está claro que debemos prestar atención a las necesidades e inquietudes de nuestros niños y jóvenes. Hemos de luchar por ofrecerles un mundo mejor en el presente y una esperanza de futuro, ya que representan el tesoro más preciado de nuestra estirpe. Pero otra cosa diferente es conceder a la juventud la autoridad moral e ideológica para efectuar análisis y ofrecer respuestas a los retos de nuestra sociedad. Pues si en el haber de la juventud podemos anotar la energía y el idealismo desbordantes en pro de la conquista de una sociedad más feliz, libre y justa, en el debe encontramos una formación intelectual aún incompleta, un mayor peso de los sentimientos sobre el raciocinio y, por lo tanto, una mayor facilidad para dejarse embaucar y manipular por las personas mayores.

Hay quien asegura que Greta Thunberg es utilizada por sus padres y por empresas del sector de las energía renovables, a fin de obtener sustanciosos beneficios económicos. No sería nada extraña la presencia de este tipo de manipulación, o de cualquier otra que provenga del campo ideológico o de la economía, dada la mayor vulnerabilidad de los jóvenes en este terreno. Si hoy en día buena parte de la población adulta ha caído en las redes político-ideológicas del populismo más soez (en sus versiones de derecha y de izquierda), y de los cuentos sin fin de buena parte de nuestros políticos,  ¡cómo no van a caer los jóvenes en las trampas tendidas por dirigentes políticos y empresariales sin escrúpulos!..

Debemos cuidar por el bienestar presente y futuro de nuestros niños y jóvenes, escuchar sus demandas y propuestas. No obstante, es obligación de todos intentar buscar un equilibrio entre la energía de las pasiones incendiarias, y la capacidad de raciocinio inherente a la especie humana, desarrollada a lo largo de los siglos, si no queremos que se nos vaya todo por la borda.

(Imagen: Marcha por el Clima, TVE).

 

Nostálgicos

Con motivo de los actos de la celebración exhumatoria, y posterior traslado para el entierro (¿definitivo?) del cadáver del dictador Francisco Franco, hemos asistido a otro espectáculo -éste, informativo- ofrecido en vivo y en directo por los canales de TV, la prensa y las redes sociales.

Así, la inmensa mayoría de los profesionales de los medios de comunicación daban testimonio de la exigua presencia, tanto en el Valle de los Caídos como en el cementerio de Mingorrubio, de un grupo de «nostálgicos» del régimen franquista, que exhibían banderas pre-constitucionales y lanzaban vítores a Franco. Es evidente que para la mayor parte de los periodistas -que siguen a pies juntillas el manual de estilo dictado por la conciencia de lo políticamente correcto– sólo existen nostálgicos del franquismo.

Paradójicamente, no merecen el calificativo de nostálgicos las personas y colectivos político-sociales que reivindican el regreso a España de la República, mediante la exhibición machacona de la bandera de la II República (instaurada el 14 de abril de 1931), la intención de recuperar los cadáveres de las víctimas de la guerra civil (1936-1939) y la dictadura franquista (1939-1975), dispersos por las cunetas de las carreteras y las fosas comunes de los cementerios. A la vez, abogan por restituir la dignidad de estas víctimas inocentes, y propugnan el procesamiento de los responsables de los crímenes perpetrados durante el franquismo.

En definitiva, estos nostálgicos de la República pretenden borrar de su particular Memoria Histórica la etapa fundamental en la Historia de España, denominada Transición hacia la Democracia, a través de la cual se generó el consenso fraternal y generoso que posibilitó la construcción del Estado Social y Democrático de Derecho, plasmado en la Constitución de 1978. No para olvidar, pero sí para superar las rencillas ideológicas que parecían insuperables en una España dividida políticamente, durante el largo periodo histórico comprendido entre los años 1936 a 1975, por no remontarnos a tiempos más lejanos.

Está claro que ambos colectivos de nostálgicos no comparten las misma naturaleza política: mientras los primeros añoran los tiempos de una dictadura nefasta, los otros anhelan el retorno de un sistema democrático no monárquico, aunque, eso sí, debidamente mitificado y del que se pretende ocultar sus imperfecciones, fallos y la existencia de actos violentos ejercidos por republicanos contra sus adversarios ideológicos.

A pesar de todo ello, para la inmensa mayoría de los medios de comunicación, solo son susceptibles de ser etiquetados como nostálgicos las personas pertenecientes al exiguo reducto de franquistas.

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Es el mismo fenómeno semántico que se produce con la identificación de VOX como «el partido de extrema derecha«. Con férrea disciplina lingüística e ideológica, los profesionales de la información se encargan de presentar siempre a VOX como «el partido de extrema derecha», a modo de etiqueta o subtítulo de la denominación oficial de esa formación política.

Mas, no se sabe por qué extraño fenómenos mediático, en España no existe ningún «partido de extrema izquierda». Por ejemplo, Unidas-Podemos no es un «partido de extrema izquierda», a pesar de que en sus filas se integra Izquierda Unida y la corriente «anticapitalista», y la formación dirigida con mano de hierro por Pablo Iglesias e Irene Montero ha manifestado su intención de «tomar el cielo por asalto» y desde allí cepillarse el «régimen del 78», concebido por ellos como mera continuación del «régimen franquista»,

Tampoco son partidos de «extrema izquierda» ERC y EH-Bildu, aunque el primero ha sido promotor del golpe contra el Estado Social y Democrático de Derecho, en su intento de lograr la independencia de Cataluña, y el último es depositario de la herencia del terror de ETA.

Las intenciones políticas que se esconden bajo estas etiquetas perennes de «nostálgicos» y «el partido de extrema derecha», forman parte de la estrategia del PSOE (iniciada e impulsada por Rodríguez Zapatero, con la aprobación de la Ley de Memoria Histórica, y continuada por Pedro Sánchez, desde la Presidencia del Gobierno de España) para remover la conciencia de la gente, a fin de poner el foco del debate político en el campo de la dramática confrontación que tuvo lugar durante la Guerra Civil, y de las penurias sufridas por los republicanos durante la dictadura franquista.

Ya que no existen grandes diferencias entre las políticas públicas llevados a cabo tanto por el partido de la «derecha» (PP), como el de la «izquierda» (PSOE) -fundamentalmente porque ninguna de ellas pone en cuestión el sistema socioeconómico de libre mercado-, los asesores y líderes socialistas se dedican en cuerpo y alma a sacudir el Árbol del Rencor Ancestral, en el intento de provocar una división ideológica (virtual, pero lo más profunda posible), la cual hunde sus raíces en los dolorosos acontecimientos acaecidos hace más de 80 años.

Esta es la inteligente forma que tiene el PSOE de intentar polarizar los posicionamientos ideológicos: potenciar a VOX, como partido radical de derechas, para que le reste votos al PP, remover los sentimientos pro republicanos y así posicionarse en el centro político, que es donde se encuentra el mayor caladero de votos. Esta es la garantía de una entrada plácida en el Jardín del Poder.

Evidentemente, toda esta perversión del lenguaje y de la política no podría realizarse sin la imprescindible y decisiva colaboración de los medios de comunicación social. Lejos quedan los tiempos en los que la prensa jugó un papel fundamental en la recuperación de la democracia en España. El sector de la información ha llevado a cabo su particular Transición -ya dentro del sistema democrático- hacia el imperio de la posverdad, la simulación, la parcialidad, el engaño y la mentira, cuando todo ello sea necesario para la consecución de sus intereses económicos e ideológicos.

Sin embargo, a pesar de la gravedad de este fenómeno social, nadie parece luchar contra esta otra corrupción que persigue, y provoca, la distorsión de la realidad, con el fin de manipular las conciencias de los ciudadanos en la ruta compartida hacia la consecución del poder político y de la ampliación de las audiencias mediáticas. Todo ello reconvertible en pingües beneficios económicos.

(Imágenes de TVE).