Se me cae el alma a los pies cuando contemplo en los medios de comunicación, y en las redes sociales, las opiniones de apoyo, simpatía, o condescendencia, emitidas por personas ajenas en principio al movimiento independentista catalán, hacia la revuelta contra el orden constitucional llevada a cabo (de forma violenta) por los Comités de Defensa de la República (CDR) y otras organizaciones antisistema.
Mi estado de ánimo, entre triste, decepcionado, e indignado, se genera cuando pienso en los olvidos (conscientes o inconscientes) en los que incurren esas personas que, en general, apoyan o justifican el golpe político del soberanismo catalán contra la democracia española.
Aquí se exponen algunos lapsus políticos e ideológicos de esa Desmemòria Histórica:
1. España es una de las democracias más avanzadas del mundo, y su sistema constitucional resulta homologable al de los principales Estados democráticos de Occidente. Por lo tanto, una de sus características es el principio de división de poderes estatales. El derecho a decidir o a la autodeterminación no está contemplado en ninguna Constitución de nuestro ámbito cultural y político.
2. En la elaboración del texto constitucional tuvieron un papel decisivo dos catalanes: Jordi Solé Tura y Miquel Roca Junyent. El primero, comunista. El segundo, representante del movimiento nacionalista catalán.
3. La Constitución española recibió el apoyo electoral del 91% de los votantes catalanes.
4. La ola independentista inicia en el año 2012, aprovechando el momento de mayor debilidad del Estado como consecuencia de la grave crisis económica mundial, y cuando sale a la luz la trama delectiva establecida por el régimen corrupto del 3%, instaurado por Jordi Pujol, el cual, goza de una paz y tranquilidad familiar envidiada por cualquier otro político presuntamente corrupto, siempre en marcha hacia las sedes judiciales para declarar como investigado o procesado, o residiendo en prisiones, ya sean provisionales o definitivas. Todo ello bien documentado, grabado y difundido por los medios de comunicación y las redes sociales. ¿Y Pujol?: «Tranquil, Jordi, tranquil«…
5. El movimiento soberanista catalán, como he dicho antes, artífice destacado en la construcción del Estado Social y Democrático de Derecho que es España, se plantea la posibilidad de conseguir la independencia de ese Estado o, como mínimo (como dice la reciente Sentencia del Tribunal Supremo contra el proceso), recoger por ese camino, sembrado de chantajes y violencia, más competencias, recursos e inversiones para Cataluña.
6. Sin embargo, la voluntad de conquistar la independencia no se lleva a cabo respetando el marco constitucional, al contrario, se intenta hacer a través de la Declaración Unilateral de Independencia (DUI). De este modo se infringen las normas constitucionales y estatutarias, no se hace caso de los informes de los Letrados del Parlamento sobre la inconstitucionalidad de las resoluciones a tomar por el mismo, ni de los reiterados actos de anulación y requerimientos del Tribunal Constitucional para restablecer el orden democrático. Impasible el ademán, las principales autoridades de Cataluña y sus partidos (JuntsxCat, ERC, la CUP), con la imprescindible colaboración de ANC y Omnium, salen adelante y montan un simulacro de referéndum de autodeterminación claramente anticonstitucional, además de esperpéntico.
7. Como consecuencia de los actos realizados por los principales líderes del movimiento independentista, estos son encarcelados y, al final, resultan condenados por el Tribunal Supremo -la mayoría de ellos- por los delitos de sedición y malversación de caudales públicos. Para avivar el fuego del victimismo -que tan bien saben encender y que tan buenos resultados les ha dado- el soberanismo catalán ha intentado vender la idea de que los condenados lo han sido por sus ideas políticas (por eso, los llaman «presos polítics» de un Estado autoritario). Queda claro que esto es una falacia más del cuento soberanista, cuando personas igual o más independentistas que los condenados, como los rufianes, torras, torrens, tardàs, & Cia., gozan de una libertad política plena, como cualquier otro político o ciudadano español.
8. Surgido de una trama preparada y organizada meticulosamente mucho antes de la Sentencia del Tribunal Supremo, un Tsunami insurgente ha movilizado a miles de independentistas para cortar carreteras y vías del tren, bloquear el aeropuerto de El Prat, e incendiar las calles de las principales ciudades de Cataluña , sobre todo Barcelona. Contrariamente a su nombre, este es un verdadero Tsunami Antidemocrático, que lanza un reto violento al Estado Social y Democrático de Derecho, por lo que debería recibir la respuesta adecuada de ese Estado, además de ser condenado, sin paliativos, por las personas que se consideran demócratas.
Sin embargo, el motivo que me causa más decepción en este tema es el apoyo incondicional que el nacionalismo valenciano brinda a las actuaciones violentas que tienen lugar en Cataluña, llevadas a cabo por el independentismo catalán. Aparte de los principios básicos de democracia, antes mencionados, el nacionalismo valenciano olvida que cualquier logro del independentismo catalán en cuanto a financiación e inversiones redundará en detrimento del bienestar de los valencianos y las coordenadas de progreso de nuestro pueblo.
Mas, teniendo en cuenta que está inscrito en los genes corporativos de ese nacionalismo el ADN ideológico de Joan Fuster, según el cual: «Dir-nos ‘valencians’ és la nostra manera… de dir-nos ‘catalans‘», salta a la vista la lógica subyacente a esa simpatía hacia el procés y sus altercados.
Lamentable.