Los resultados electorales del 26J presentan un claro ascenso del PP del veterano Mariano Rajoy, y la pérdida de soporte electoral de las otras tres formaciones que le disputaban su candidatura a la Presidencia del Gobierno: Pedro Sánchez, del PSOE, que vuelve a obtener el peor resultado de la historia de su partido; Pablo Iglesias, de Podemos, que se estanca a pesar de la coalición con la Izquierda Unida de Alberto Garzón; y Albert Rivera, de Ciudadanos que pierde buena parte de los votos que le quitó al PP en las anteriores elecciones.
Estos jóvenes líderes forman parte de la nueva hornada de políticos de la denominada nueva política, caracterizada por el dominio de las técnicas del marketing político y la presencia continua ante las cámaras de la televisión.
Podemos observar en este nuevo paradigma político, que la selección de los líderes de los partidos políticos presenta las siguientes notas características y comunes:
a) Son personas con una buena presencia física.
b) Poseen habilidades en el terreno de la comunicación (saben comunicar, dominan el arte de la retórica)
c) La inmensa mayoría de ellos han empezado a ser conocidos por el público a través de su participación en programas televisivos, en su calidad de contertulios.
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias habían salido de la factoría de la TDT Party (Intereconomía, 13TV). Pablo Iglesias, Tania Sánchez y Cia., posteriormente, colonizaron el espacio político en Cuatro, Telecinco y La Sexta, al cual se integró, con pujanza, Albert Rivera, líder de Ciudadanos y, con menor intensidad, Pablo Casado, del PP.
De todos ellos, cabe destacar la presencia mediática de los líderes de Podemos. Nunca en la historia reciente de España, una formación extraparlamentaria había obtenido la repercusión mediática de Podemos y sus circunstancias. Como he expuesto en la entrada ‘El candado de la Transición’ (http://wp.me/p5yGMp-8), tal vez la sobreexposición televisiva de Pablo Iglesias se debía, en un principio, a una campaña de debilitamiento del PSOE emprendida por la TDT Party, así como el apoyo hacia Albert Rivera y Ciudadanos buscaba restar votos al PP.
Posteriormente, Mediaset y Atresmedia tomaron el relevo e incidieron en la promoción del fenómeno Podemos, dentro de un entramado político-empresarial en el que destacan los índices de audiencia conseguidos con la presencia de esos líderes, dentro de unos espacios televisivos cada vez más cercanos al color rosa de un ‘Salvemos‘ de luxe, en los que gente cuyo mayor mérito reside en ser -o haber sido- pareja de alguna persona famosa, consigue el Principado del Pueblo.
Por otra parte, en cuanto a los sistemas de selección de los líderes citados -excepción hecha de los pertenecientes al PP-, la preferencia se ha decantado a favor de celebración de primarias. En este procedimiento de selección de líderes destacamos estas nota características:
1) Se da más relevancia al carisma y a la imagen que al programa político (en algunos casos, inexistente, por fluctuante)
2) Los cuadros intermedios y la militancia de los partidos cede su protagonismo a los simpatizantes o a los futuribles votantes, en general.
3) De ello, se infieren organizaciones de tipo presidencialista, por el mayor peso del líder sobre la organización y el programa.
4) Mayor repercusión de estos procedimientos en los medios de comunicación, los cuales agradecen los duelos entre líderes e incluso pueden participar en los mismos, decantándose a favor de uno u otro de los candidatos.
Estos sistemas, importados de la democracia estadounidense, tienen una fuerte componente mediática y, por ello, ineluctablemente, son mediatizados por el entramado mediático. No en balde, los medios y sus profesionales se manifiestan ostensiblemente partidarios del procedimiento de primarias. Día tras día, lo hacen público en sus intervenciones en los múltiples programas de tertulias televisivas, donde establecen diálogos, disputas, en definitiva, relaciones con los posibles aspirantes a encabezar alguna opción partidaria para encabezar una candidatura.
Para lo medios, las primarias son más atractivas desde el punto de vista informativo que los procedimientos burocratizados de selección de líderes, ya que pueden generar debates y conflictos entre varios candidatos, y eso sí que es noticiable, no la normalidad (aunque sea aparente) de la selección burocrática. Además, en las primarias sobresale la política de imagen, lo que viene como anillo al dedo al ADN de la televisión.
No obstante, podemos constatar que la política de ascensión de dirigentes a los altares mediáticos (TV, principalmente) a través de las primarias, genera líderes mediático-dependientes que viven de su presencia en los medios de comunicación. De ahí que estos líderes pueden caer en las redes de intereses de los medios, lo que equivale a decir, en las garras de los dueños de dichos medios, que no son otra cosa que empresas privadas a la búsqueda del beneficio económico.
Todo ello permite a los mass media asegurarse que esos líderes servirán a sus intereses (haciendo incrementar sus niveles de audiencia) y que circunscribirán su actuación a las preferencias políticas de aquellos, las cuales han de encajar dentro de los parámetros ideológicos y económicos del sistema capitalista, al que tanto sirven y tanto deben.
Probablemente, el contraste entre la gravedad de los hechos acaecidos en la Política Real (salida del Reino Unido de la Unión Europea, entre otros) y la frivolidad demostrada por la Política Virtual ante las cámaras de televisión, haya decantado el voto hacia el PP como partido conservador y responsable.
Mas, durante esta campaña electoral hemos asistido, entre otros hitos mediáticos, a la entrevista que Ana Pastor realizó a Pablo Iglesias en La Sexta, donde le puso en algún aprieto dialéctico, inesperado, por cuanto provenía de fuego amigo.
En definitiva (está pasando, lo estamos viendo), los medios de comunicación quitan y ponen Rey, en ayuda de su señor, que no es otro que Don Dinero, poderoso caballero.
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