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Se les está pasando el arroz (a #JuntspelSeny de la Tierra Media)

 

Fue José Ferrater Mora el que en sus Formas de vida catalana (1944) planteó la idea de que históricamente Cataluña ha estado presa de una obsesión que constituye una enfermedad: la dependencia del pasado, un pasado construido en término de agravios y heridas morales que han contribuido a fabricar una memoria victimista vinculada siempre al discurso político del presente. Presente y pasado instrumentalizándose mutuamente.

Los paradigmas explicativos de la historia de Cataluña han sido muchos. El historiador Jaume Vicens Vives [Notícia de Catalunya] encerró la historia de Cataluña en los arquetipos antropológicos del seny y la rauxa. El seny, como sinónimo de sentido común, la prudencia y el pragmatismo; la rauxa como determinación irreflexiva que en la práctica se ha venido utilizando con el sentido de pasión, de violencia abrupta, de volcánica fiebre que lo arrasa todo.
(Ricardo García Cárcel, La herencia del pasado. Las memorias históricas de España, Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, Barcelona, 2013).

Como indicábamos en el artículo «¿Qué ha sido de Junts pel Seny?» { http://wp.me/p5yGMp-ff  }, la coalición #JuntspelSí, en connivencia con la CUP (juntos suman algo menos de la mitad de los votos en las últimas elecciones autonómicas), se rebela contra el Estado Español y pretende/n llevar a cabo el llamado Proceso de Desconexión.
Este proceso separatista no deja de representar un nuevo hito histórico de la rauxa catalana, que enlaza, entre otros, con los siguientes:

La guerra dels Segadors de 1640, que supuso un breve periodo de independencia y 11 años de integración en Francia, con vuelta al hogar hispánico después de comprobar que el Estado francés aún era más centralista que el español.
-La Nueva Planta, impuesta por Felipe V.
El Tancament de caixes de 1899, con la célebre sentencia de Manuel Durán i Bas «no ens entendran mai«; el grito de «Abaix els lladres«, o los silbidos a la Marcha Real [¿a qué me suena eso?], denunciados por Segismundo Moret en 1901.
-La proclamación en 1934 del Estat Català en la República Federal española, realizada por Lluís Companys.
La Constitución española de 1978 pretendió dar carpetazo definitivo a estas batallas dialécticas, políticas y militares, llevadas a cabo entre Cataluña y España. A partir de ese momento, se pensó que estaba realizado el encaje de Cataluña en España, ya que se produjeron una serie de acontecimientos políticos que así parecían corroborarlo:
Miquel Roca (por el Grupo Catalán) y Jordi Solé-Tura (por el Partido Comunista), interpretaron el papel de Padres de la Constitución Española.
La Constitución fue votada favorablemente por el 91% del electorado catalán.
Los gobiernos de España, tanto del PSOE, como del PP, contaron con el apoyo constante de la CiU de Jordi Pujol.
Los modelos de financiación autonómica de 2001 y 2009 respondieron a los requerimientos de los respectivos gobiernos catalanes.

pujol aznar
(El Pacto del Majestic. Fuente: El País)

Como contraprestación a ese encaje estatal, Cataluña, además, recibió buen número de inversiones, de las que cabe destacar la celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona, en 1992… y siempre se realizó una interpretación favorable de los Reglamentos del Congreso y del Senado para conceder grupo propio a CiU.
La crisis económica y la revelación de una presunta trama de corrupción que parece impregnar a la Administración catalana y al partido del Govern, han tirado por tierra este largo periodo de seny y de bonanza política y económica, aunque ello no obsta para que se continúe demandando al Estado del que desean separarse dinero del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), y CDC -aunque camuflada- pidió la tradicional constitución de grupo propio al Congreso y al Senado, aunque no cumplía con los requisitos exigidos a tal fin (las Mesas del Congreso y del Senado acabaron por denegárselo).
Desde Valencia (ese territorio que todos los días aparece en las pantallas de TV3 conectado a esa Media-Cataluña que desea desconectarse, y que podría representar un papel mediador entre Madrid y Barcelona), se realizan unas propuestas jurídico-políticas, que podrían ayudar a la recuperación del seny que había caracterizado a la sociedad catalana, aunque parece que ya es tarde para recuperarlo:

-Consensuar una modificación simple de la Constitución española, que contemplara, entre otros, los siguientes apartados:
·Añadir la disposición adicional quinta, en el sentido de reconocer la definición de Cataluña como nación, contemplada en el Preámbulo del Estatut Català.
·Modificar el art. 69, sobre el Senado, a fin de que la circunscripción para las elecciones de los senadores sea la Comunidad o la Ciudad Autónoma. También podría establecerse que la sede de esta Cámara legislativa residiera en Barcelona.
·Cualquier otra reforma legal que dé consistencia al nuevo sistema…

-Paralelamente, se abriría un proceso de construcción de un nuevo modelo de financiación justo, y que pudiera servir de base para ulteriores modificaciones legislativas y constitucionales.

La resolución traumática del Brexit, así como los autos y las sentencias de los diferentes Tribunales de Justicia, que tiran por tierra buena parte de las expectativas de creación de las estructuras estatales de Cataluña, deberían haber significado un llamamiento a la gente de seny de la clase política catalana, para proponer los remedios capaces de atajar las espirales de agresividad política y de desobediencia, que amenazan con hacer trastabillar el sistema democrático nacido en 1978. También los contactos políticos para intentar lograr la investidura del Presidente del Gobierno Español, podrían haber supuesto un hito histórico en el camino de actualizar el marco constitucional y lograr la pacificación del clima político en Cataluña y el resto de España.

Sin embargo, obcecados en estirar al límite la cuerda con el Estado español, los independentistas catalanes no se dan cuenta de que se les está pasando el arroz… y que cada vez les resultará más difícil volver a meter la cuchara en la olla española.